El proyecto se organiza de forma clara y sencilla, promoviendo el concepto de oficina híbrida y alternando el complejo abanico de usos y superficies al volumen disponible, a través de una propuesta funcional y energéticamente sostenible.
La implantación en el entorno de un edificio de tal repercusión no puede ser ajena a la peculiar tipología edificatoria del barrio en el que se ubica, “As Lagoas”. Caracterizadas por sus plantas bajas libres y rotundos volúmenes elevados sobre pilares. El propio edificio ejerce el efecto pantalla hacia la arteria rodada principal, sin perder ligereza y permeabilidad, albergando una plaza central de uso público al amparo de la construcción.
Volumétricamente el edificio se compone de dos cuerpos perpendiculares (A y B) de diferente envergadura, pero conectados a través de pasarelas alternas en cada planta, mejorando el aprovechamiento del espacio disponible y favoreciendo la conciliación entre los dos ambientes, uno de carácter más público y otro más privado.
El recubrimiento exterior se resuelve a través de diferentes pieles dependiendo de la orientación. A sur se proyecta una fachada fotovoltaica a modo de segunda piel, compuesta de vidrios de silicio amorfo translúcidos, que actúan como protección solar, además de captar la energía necesaria para generar 112.106 kWh/año. Esta fachada resultante ofrece vistas cambiantes según la posición desde la que se mira el edificio, atendiendo a los reflejos producidos por los propios vidrios permitiendo el paso de la luz pero mitigando el calor interior.
A norte la superficie de vidrio se reduce considerablemente hasta quedar reducida a unas franjas horizontales a la altura de la vista de las personas que trabajan desde el interior. Las bandas opacas revestidas con paneles prefabricados de hormigón esconden el mobiliario de la zona inferior y la iluminación e instalaciones de la zona superior de cada planta de oficinas, ocultando estos elementos hacia el exterior. Finalmente, las fachadas laterales este y oeste, de menores dimensiones, se resuelven con una celosía de hormigón microperforado que ayudan a tamizar la luz de entrada en las zonas de comunicación a la vez que proporcionan homogeneidad y unidad al edificio.
Los vidrios fotovoltaicos de la fachada se replican en la pérgola de cubierta, pero esta vez pasando de vidrios de silicio amorfo a monocristalino, de mayor absorción energética a través de sus células fotovoltaicas. Un total de 1.020 vidrios que alcanzan una producción de 444.989 kWh/año.
Estas decisiones nos permiten introducir dos estrategias para alcanzar los metros cuadrados necesarios para el desarrollo del programa. Por un lado, la utilización de la cubierta para usos tan dispares como aulas de formación, sala de I+D, terraza-bar a modo de mirador, con vista 360º del entorno. Por otro, el aprovechamiento de parte de la planta baja, para descolgar la caja del auditorio de mayor altura sin ocupar dos plantas diferentes.
Esta planta baja abierta separa las tres plantas soterradas dedicadas principalmente a uso de estacionamiento, archivo e instalaciones, de la zona superior, que alberga el resto de usos del programa. En el Volumen A se ubican los usos propios del trabajo administrativo (despachos, salas de reuniones y puestos de trabajo), mientras que en el Volumen B, de menor tamaño, se suceden en cada planta los usos complementarios (Oficina de correos/paquetería, guardería/salas de lactancia, riesgos laborales, cafetería, salas de trabajo polivalentes…)
Todas las plantas se conectan verticalmente a través de dos núcleos de comunicaciones situados en los extremos de sendos volúmenes, lo que facilita los recorridos internos y la ubicación de zonas de aseos e instalaciones en cada nivel.
Las premisas del proyecto priman los espacios abiertos, las circulaciones sencillas y accesibles, la conciliación de la vida familiar y laboral, y, ante todo, la organización y distribución de un complejo programa, incorporando los nuevos estándares de sostenibilidad, eficiencia energética y una fuerte concienciación por la reducción de consumos.