Proyecto de reforma de un local para clínica dental.
El local se sitúa en una planta baja y cuenta con un ancho de fachada de 7m hacia una calle peatonal del centro de Carballiño, Ourense. Es un volumen alargado y solo recibe luz natural desde la calle.
La configuración de la distribución interior se lleva a cabo teniendo presentes las indicaciones del promotor a través de su propia experiencia profesional y contrastándolo con las propias necesidades funcionales del uso del local.
A partir de estas premisas son fácilmente reconocibles las tres partes que conformarán la composición del local.
El primer espacio con el que nos topamos es la zona de llegada de pacientes, aquí se sitúa la recepción, un despacho de atención, el aseo adaptado y la sala de espera, dividida a su vez en 3 modalidades. (Sala de espera adultos, de niños y de proveedores o visitas puntuales).
La segunda zona ocupa la parte central. En este caso dedicada al tratamiento, caracterizada por el pasillo distribuidor que conecta las diferentes salas propias de la clínica, por un lado el laboratorio de prótesis y los 3 boxes colindantes. Enfrente se ubica la sala de esterilización (más abierta) y la de rayos X (más cerrada), separadas entre sí por una jardinera “regada” cenitalmente de luz artificial a modo de lucernario. Su misión es tan compositiva como sensorial. Por un lado ayuda a romper la longitudinalidad del pasillo, y por otro desahoga la parte central del espacio introduciendo luminosidad en una de las zonas más oscuras.
La tercera y última zona es la del personal, donde los pacientes no tienen acceso. Aquí se sitúa el sistema de climatización, el cuadro eléctrico y las instalaciones propias de la clínica.
Entre los materiales usados aparecen dos tipos de azulejos que se repiten a lo largo del proyecto.
El primero es porcelánico, de aspecto térreo, y recrea ondas irregulares enfatizadas por las sobras que proyectan al iluminarlas cenitalmente. Se usa tanto en la pared lateral del hall de entrada como en la trasera de la jardinera, coincidiendo con los dos puntos que reciben iluminación vertical.
El segundo, vidriado, es de formas poligonales irregulares. Su repercusión en el proyecto no es para nada el esperado en un primer momento, ya que nace de un imprevisto para convertirse en protagonista . La máxima de “Hacer de la necesidad virtud” se vuelve presente en este caso.
Se mantiene parte de la iluminación existente y se añade para enfatizar ciertos puntos de interés, como son; el hall de entrada, donde se descuelga una pieza cuadrangular para esconder las lámparas, o sobre la jardinera, donde se hace lo contrario, elevar el techo y escondiendo las luces a modo de lucernario artificial, cambiando incluso el tono de estas últimas para iluminar una zona intermedia en penumbra. En las salas nuevas se utilizan dos sistemas diferentes según el uso del habitáculo. Luz directa en zonas de trabajos a través de cilindros descolgados (Gabinetes, esterilización y recepción), o bien luz indirecta escondida en fosas en forma de “L” (Despacho, aseo y de nuevo esterilización).
En cuanto al diseño, se establecen unas premisas de colores a utilizar por parte de los propietarios, que al estar ligados con el propio logotipo, desembarcará en una reinterpretación del propio diseño corporativo e interior de la clínica.