Artículo: “UNA CASA DE DISEÑO CON MUROS DE PIEDRA QUE ANTES ERA UN VIEJO PAJAR EN GALICIA”
Autor: Belinda Guerrero
Link: Mi Casa
El confinamiento ha reseteado nuestras vidas. ¿Quién no se ha planteado teletrabajar desde un entorno rural? Esta casa gallega tiene todas las comodidades, su propia huerta, un entorno idílico y un interiorismo con mucho estilo.
El proyecto es del estudio de arquitectura y diseño PLP Atelier, fundado por Pablo López Prol y Diego Rodríguez, y ha logrado adaptar tres antiguas palleiras para convertirlas en una vivienda rural de diseño, distribuida en dos plantas, que ocupa 150 m2.
LA FACHADA DE LA CASA: ANTES Y DESPUÉS
Pablo López Prol asegura que, durante la pandemia, el interés por las viviendas en los entornos rurales se ha multiplicado, hasta un 70%. Para el arquitecto, “lo mejor de rehabilitar es que partes de una construcción con historia”, como esta vivienda que ha intervenido en una pequeña localidad orensana, con menos de medio centenar de habitantes. Este joven arquitecto gallego ya apuntaba maneras hace unos años, cuando fue premiado por su propuesta en el Concurso de Ideas de Diseño del entorno urbano del estadio Vicente Calderón-M30.
Las rehabilitaciones suelen ser más costosas que las nuevas edificaciones, pero el resultado merece la pena. Los materiales de Castromao son excepcionales, por su sostenibilidad y la fiabilidad inherente en los muros de piedra de las casas de labranza gallegas. Este entorno idílico y silencioso solo se interrumpe con el tintineo de los cencerros del ganado que acude a diario a sus pastos.
En el diseño de la vivienda, hay muchas curiosidades, como la segunda piel de la fachada. Se trata de una propuesta muy vistosa con un entramado en madera de castaño realizado por Maderas Besteiro, en colaboración del CIS madera.
El estudio de arquitectura orensano ha propuesto un techo de pizarra, acorde con la climatología gallega, y un original espacio en la entrada para poder limpiarse y dejar los zapatos. Esta costumbre tan extendida en los países nórdicos ha venido para quedarse en nuestras casas con la Covid-19. En la primera planta, nos encontramos con la luminosísima cocina, los dormitorios y un baño.
La cocina-comedor es una zona multitasking, ya que también puede ser un lugar para teletrabajar, gracias a un gran ventanal que da pasa a la luz exterior. Todos los muebles se han realizado a medida, en madera. La mesa de comedor se rodea por un banco, a medida y con respaldo abatible, y cuatro sillas Tulip, de diseño escandinavo y asiento en blanco.
El comedor se ilumina con tres faroles de techo, en estilo náutico y a distintas alturas.
La isla de la cocina integra un área de cocinado, con zona inferior de almacenaje y una original campana extractora. Los techos, en madera, dan un aspecto más acogedor e invitan a disfrutar de la tarde frente a la chimenea.
La galería que une las construcciones ha pasado a ser un dormitorio, decorado en con muebles blancos y pinceladas azules, que se coordinan con las carpinterías exteriores. La cama no se arropa con ningún cabecero y se ilumina con un falso techo retroiluminado, en madera y vigas blancas, y dos lámparas auxiliares de bombilla globo vista suspendidas de un cable. Puedes copiar el estilo con los led Osram, de Lexman, a la venta en Leroy Merlin.
El segundo dormitorio sigue la línea argumental espartana del primero: muebles auxiliares blancos, de líneas sencillas, y una cama vestida con textiles neutros.
El baño principal es muy funcional, una apuesta por el total white, donde los protagonistas son los materiales: piedra y madera. La recuperación de dos antiguas pilas para su uso como lavabos es todo un acierto.
«En la planta baja, se ha habilitado una zona de aseo, con doble grifo monomando.»
Bajo la cocina, se encuentra un amplio salón, de estilo industrial por las escaleras y el revestimiento del techo, en forjado de chapa, que ayudó a aliviar el presupuesto de la rehabilitación. Está equipado con una chimenea y un sofá-cama, en tono crudo. La leña se ordena en un banco de obra, en hormigón. la despensa, el lavadero y el tendedero.
La rehabilitación toma forma en esta imagen del lucernario, donde se observan los antiguos muros y el pavimento de piedra, que se unen con una estructura irregular, con vigas vistas nuevas —las antiguas era imposible recuperarlas— y panelado de madera.
Se crea un espacio de paso, que se convierte en dormitorio de invitados. Es un lugar perfecto para instalar una zona de lectura, con ra una buena tarde de lectura, con el sillón y reposapiés Poäng, en chapa de abedul y en tono antracita, de Ikea. También puede acoger a los invitados en la cama, que puede ser un improvisado sofá.
En el sótano se dejan ver los antiguos muros de piedra, que se han aprovechado para colocar estratégicamente pequeñas luminarias.