Proyecto de dos viviendas unifamiliares para dos hermanos y sus respectivas familias en Brión.
El mayor condicionante es el emplazamiento. Una parcela caracterizada por su fuerte desnivel descendente hacia un frente de fachada que linda con la vía de acceso principal, mientras que en sentido ascendente se estrecha progresivamente.
Esta colina está coronada por la casa familiar originaria, diseñada hace más de tres décadas por el arquitecto César Portela. Como si de una relación filial se tratase, las nuevas construcciones de los hijos pretenden establecer un vínculo con la de sus padres, de la que aprender e inspirarse.
El desafío radica en integrar los nuevos volúmenes en este complejo urbanístico familiar de forma coherente y sin estridencias. Buscando las orientaciones idóneas y minimizando el impacto paisajístico a través de un proyecto que satisfaga las distintas necesidades de sus ocupantes con un lenguaje arquitectónico actual pero reconocible con el de su antecesor.
Para encontrar el mejor emplazamiento, se coteja el resultado del estudio topográfico con el catálogo vegetal elaborado para ubicar e identificar las numerosas especies de la finca. El resultado atiende a una conjunción de factores que priorizan el respeto al entorno y la reducción del volumen de excavación, insertando las construcciones en la zona inferior de la parcela, de orientación predominantemente sur y de menor presencia arbórea.
Para cumplir restricciones normativas como lindes, fondo edificatorio, alturas máximas… los volúmenes deben ir adaptándose a la pendiente del terreno. Esto se traduce en una sección modulada por la altura de los peldaños (175 mm) que van salvando el desnivel interior. En planta, sin embargo, el módulo usado para la distribución es de 600×600, situando los ejes cada 2400mm.
El objetivo es dar respuesta a las dispares peticiones de cada vivienda con una estrategia común.
Por las condiciones del terreno se decide dividir los espacios en dos pastillas. La parte privada, destinada a dormitorios y baños, se sitúa en la zona inferior para mantener la privacidad y beneficiar el descanso, al estar protegida por una pared vegetal.
La zona social, donde se dispone de manera diáfana cocina-comedor-salón, se ubica en la parte superior, con mejores vistas y acceso directo desde el jardín. Dicho jardín será, de hecho, la cubierta ajardinada de la pieza inferior. Su inclinación es la opuesta a la rasante por un doble motivo: favorecer el ingreso, ya que será la zona de juego de los niños y eliminar el contacto visual directo desde la vía pública. Para la cubierta principal se usa la misma inclinación y modelo de teja mixta que en la casa familiar existente. Lo que hace que al verlas juntas parezcan una prolongación de la misma.
La unión de ambas piezas se lleva a cabo a través del hall de entrada, que actúa como bisagra, permitiendo el giro de la pieza norte para adaptarse a las curvas de nivel. Enfrente de la entrada se sitúa un patio que, a modo de bienvenida visual, une verticalmente las tres piezas, fomentando la ventilación e iluminación natural de las mismas.
La imagen global del conjunto guarda cierta simetría con respecto al eje central entre las dos casas.
A lo largo del proceso de diseño se implementan una serie de estrategias bioclimáticas que contribuyen al confort y son el desencadenante del resultado final.
_Orientación (La práctica totalidad de los huecos se abren a sur, opacando la fachada norte)
_Inmersión en el terreno (Enterrando los muros fríos, reduciendo el impacto visual de la construcción, y aprovechando la inercia térmica para mejorar la temperatura interior)
_Inclusión de masas de agua en puntos estratégicos (Permitiendo refrescar y humedecer el ambiente) _Utilización beneficiosa de la vegetación, creación de los patios interiores y cubierta verde.